miércoles, 11 de noviembre de 2020

La ciudad y los árboles

Los árboles son seres vivos, pero forman parte de la ciudad.
Todos somos capaces de identificar para que sirven la mayoría de los elementos de nuestras calles: farolas, aceras, bordillos, árboles, semáforos, o paradas de autobús.... Pero ¿Cuales son las funciones -en cuanto mobiliario urbano- que realizan los árboles? ¿Para que sirven los árboles?


 

La función mas evidente es la de dar sombra y moderar las temperaturas en el suelo: todos sabemos la diferencia que hay entre andar por el sol o por la sombra, o donde dejar el coche en el verano.
Un poco menos conocida es la importantísima función de reducir la contaminación, el viento y el ruido en la ciudad, que tal vez solo se recuerde vagamente del rollo de la clorofila y la humedad que contaban en el colegio.
Pero, además, los árboles forman parte de nuestro patrimonio urbano cotidiano. Los árboles están dentro de nosotros, en la imagen mental que cada uno tenemos de nuestra ciudad.
Cuando se piensa en una ciudad o se describe a alguien no se habla solo -ni principalmente- de edificios, sino de la propia estructura urbana y de los elementos que la constituyen, como nos muestra la descripción de Málaga que hizo Hernando Pérez del Pulgar en 1487: “Mas allá de la hermosura que le dan la mar y los edificios, representa a la vista una imagen de mayor hermosura por las muchas palmas y cidros, y naranjos, y otros árboles y huertas, que tiene en gran abundancia dentro de la ciudad, y en los arrabales, y en todo el campo a su alrededor”
Y es que la identidad de una ciudad se conforma con la imagen mental que tienen sus habitantes de los espacios comunes, de las relaciones emocionales que establecen con sus calles y con sus vecinos, de los recuerdos de sus habitantes. ¿Reconoceríamos Málaga sin el parque, o sin la alameda? ¿No nos choca la imagen antigua del monte Gibralfaro sin árboles?
En La Cala del Moral lo hemos descubierto, por las bravas, el pasado mes de septiembre.
La ciudad no la construyen los alcaldes ni el ayuntamiento. La hacemos los ciudadanos que la vivimos a diario, y es necesario que los vecinos opinemos sobre el espacio que vivimos, que forma parte de nuestra vida, que está en el fondo de nuestros pensamientos y de como nos percibimos a nosotros mismos y al sitio en el que vivimos.
Sabemos que cada uno de los elementos del mobiliario urbano cumple una función diferente y complementaria, y que necesitan un mantenimiento específico con técnicos especializados: electricista, mecánicos, fontaneros… también jardineros
Asimismo el arbolado urbano precisa una planificación urbanística con una cuidada selección de especies -adecuada al clima de Málaga y al agua disponible- y con un exquisito respeto a las necesidades específicas de un equipamiento ciudadano que nos indica a los ciudadanos más exactamente que un calendario la sucesión de las estaciones a través de las hojas, las flores y los olores que van variando a lo largo del año.
Y en el caso de La Cala del Moral, los vecinos no solo añoramos las moreras que le da nombre a nuestro pueblo y nos saludaban al volver al hogar, también echamos de menos la sombra que nos ayudaba a hacer soportable el sol inclemente para esperar el autobús; para esperar el semáforo; para saludar a alguien conocido, o detenerse a mirar un escaparate….
¿Sería La Cala el mismo pueblo sin moreras? ¿Sería este nuestro pueblo sin sombra de árboles?


 

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