domingo, 20 de diciembre de 2020

¡EL PRESIDENTE DE LA DIPUTACIÓN PROVINCIAL DE MÁLAGA HA MENTIDO!

En la reunión del día 15 de noviembre, Francisco Salado le dijo a los seis miembros del movimiento ciudadano La Cala no se Tala que el Ayuntamiento estaba al cargo de los árboles trasplantados que, gracias a sus cuidados, estaban brotando.

¡Y eso es falso!

 

Una vez hincados en tierra los troncos que habían sido desenraizados entre los días 24 y 29 de septiembre, los servicios municipales se desentendieron de ellos, sin realizar ningún tipo de cuidados ni riegos hasta pasados más de dos meses.

Algunas personas estuvieron subiendo a echar agua hasta que el día 6 de octubre Jose Carlos Cañas, se ofreció a asesorar en los cuidados que necesitaban los árboles para tener alguna posibilidad de seguir vivos.

El día 7 de octubre una vecina solicitó por Registro de Entradas permiso para que un grupo de voluntarios pudieran realizar los cuidados imprescindibles que propuso Jose Carlos Cañas.

 


El Club de Montaña Rincón donó los dos primeros envases del producto cicatrizante

 

 

Los voluntarios de La Cala NO se Tala numeraron los troncos y aplicaron el producto sellador de podas adecuado para proteger, curar y cicatrizar los muñones de las ramas que habían sido cortadas sin ningún cuidado.

 


Puesto que los árboles habían sido literalmente arrancados a tirones después de haber seccionado las raíces laterales, fue necesario aplicar bajo tierra, mediante cánulas, los productos enraizantes que facilitan al árbol el desarrollo de raíces secundarias que podrían permitirle absorber nutrientes para sobrevivir. 

Finalmente, el acolchado con paja permite mantener la humedad del suelo optimizando el aprovechamiento del riego.

 


Hubo mucha generosidad ciudadana: en dinero para comprar los elementos necesarios, en trabajo para aplicar los cuidados, y en la solidaridad de muchos aspectos, desde gestos de apoyo hasta la imprescindible aportación de agua para el riego que el restaurante La Caliza cedió durante más de 1 mes. para los árboles de El Cantal, pues solo en Parque Victoria había acceso al sistema de riegos.


 


El Concejal responsable de Parques y Jardines afirmó delante los vecinos que no se iban a talar más árboles, pero solo ordenó hincar los troncos desmochados y desenraizados en tierra, de cualquier manera, para salir de la situación tan desastrosa que habían generado.

Los cuidados cruciales para la supervivencia de cualquier árbol trasplantado, mucho más aún tras un arrancamiento tan brutal, solo los aplicaron ¡y a diario! personas del movimiento ciudadano La Cala no de Tala, siguiendo los consejos del Club de Montaña Rincón.

 


Si los ciudadanos generosos y solidarios no hubieran aplicado todos los cuidados a su alcance, y algunos a expensas de un gran esfuerzo personal, los 50 árboles que fueron desmochados, desenraizados y plantados en alcorques inadecuados, ahora estarían más que secos.

Porque parece ser que los gestores y técnicos municipales no recuerdan que el agua es necesaria para los seres vivos

Y ha sido el esfuerzo constante y regular de los vecinos los que han hecho posible que algunos troncos hayan echado brotes.


Todavía es pronto para saber cuantos de ellos serán capaces de sobrevivir, y aún necesitan muchos cuidados porque las moreras, los ficus y los brachichitos que aportaron sombra y bienestar a nuestro paso por la Avenida de La Cala del Moral, están realizando un enorme esfuerzo agotando sus reservas vitales para aferrarse a la vida.

Y, encima, quien los violentó y los arrancó de la tierra ¡se jacta de plantar árboles!

 


Los vecinos podemos presentar los recibos de como se empleó el dinero que aportaron los vecinos para salvar a los árboles ¿Ha justificado documentalmente el ayuntamiento cuanto dinero ha costado la "decisión política" de contratar personal para arrancar más ochenta árboles, de horas extras de Policía Local y Guardia Civil para avasallar a unos ciudadanos que no estaban de acuerdo con que les quitaran los árboles, pero a los que no quiso recibir nadie en el Ayuntamiento, y a los que aún ningún munícipe ha respondido a las preguntas más simple del mundo ¿Por qué talaron las moreras y arrancaron los árboles? ¿En que beneficia esa acción a los ciudadanos?

 




 

Aparte, claro está, del coste de los árboles arrancados aplicando la Norma Granada, que se dice que hay por ahí quien tiene una valoración que ronda los 400.000 euros.

 

 

 

 

 

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