jueves, 19 de noviembre de 2020

CRÓNICA DE UN ESTROPICIO

CRÓNICA DE UN ESTROPICIO
La Cala no se cala,
y zás!: talan la Cala.
La del Moral.
La cagan.
 
Sin estar previsto
ni previo aviso,
le dan un hachazo,
arramplan con todo,
no respetan nada.
Ni a los robustos ficus,
ni a las frondosas moreras,
ni a las bellas acacias
jacarandas;
ninguna especie se salva,
ni siquiera la más pintada
de todas ellas.
Con desmesurado
despliegue policial
y vergonzosa represión,
en contra de la opinión
de sus vecinos:
No es de recibo.
Y el pueblo unido
que pacíficamente plantó cara
asistido por la fuerza de la razón,
por la fuerza bruta fue vencido:
No se le tiene en consideración.
Los que gobiernan nuestro municipio
son, por lo visto y vivido
nuestros enemigos.
En esta ocasión falló
la famosa proclama:
¿tal vez por ir por las buenas
y no por la malas?
(Te recuerdo Amanda)
No ha quedado
ningún árbol en pie,
ahora todo es desolación,
asfalto; y las aceras,
todavía bien conservadas,
en una actuación innecesaria,
están siendo levantadas
en aras del negocio:
La verdad,
no quisiera pensar mal
de algunos ediles
y de sus socios.
¡Qué derroche, madre mía;
y más aún en los tiempos
que corren!
Menuda cagada…,
una de tantas.
Por cierto,
no os lo he dicho:
ahora quieren plantar
palmeras que nos son ajenas,
que no dan sombra,
que dan pena.
Y por si alguien no ha caído
le recuerdo que lo que gastan
en este despropósito
sale de nuestros bolsillos.
Si después no hay
para sanidad y educación,
cultura, transporte público
e infraestructuras,
no te quejes:
Pide responsabilidades
y tira del ovillo
lo que haga falta
hasta desenmascarar a los culpables
de semejante desatino,
hay que acabar
de una vez por todas
y todos a una
con los corruptos
y cretinos.
Me da igual
de qué pie cojeen,
me importa un comino
su signo político.
A por ellos,
que el mar
ya se adivina.

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