En todo este tiempo los vecinos han insistido en reponer moreras en la entrada a La Cala desde Málaga por constituir la identidad de la localidad, y han presentado propuestas abiertas con distintas especies de árboles de sombra pues, como ciudadanos, conocen bien la fuerza con la que el sol abrasa la calle desde mayo hasta septiembre.
Salado dice haber basado su decisión, que es la misma que publicó el 25 de septiembre, en la opinión de los vecinos a los que les molestaban las moreras, y de sus dos técnicos y el Gerente de la empresa concesionaria de la privatización de zonas verdes (con un recurso pendiente de resolver) por la ventaja de que reduce costes de mantenimiento y poda.
En ningún momento ni reunión han respondido a las preguntas de los vecinos sobre quien y por qué decidió cortar unas moreras que el Concejal de otra área calificó de error, ni sobre las ventajas que puede suponer para el municipio y los ciudadanos cambiar árboles por palmeras, sombra por insolación, con un elevado coste económico, ambiental y, tal vez, social.
Lo que sí resulta evidente es que la serie de reuniones solo ha sido una estrategia de dilación para desactivar las protestas vecinales. Habrá que ver como evoluciona la opinión pública cuando llegue el verano, y cuando pasen tres años, porque es probable que las cotorras sean un recordatorio de quién cambió la imagen del pueblo, y el confort de la calle principal de La Cala ¿del Moral o de las palmeras?
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