Un día aparece en
un periódico local una escueta noticia sobre la renovación de un
acerado. Al poco, individuos con un chaleco fluorescente comenzarán
a talar árboles en el extremo de una calle limitándose a decir que
siguen órdenes. Si hay gente que pregunta en el ayuntamiento, les
citarán para hablar del tema en unas dos semanas, como mínimo.
Os
mirarán con indiferencia y extrañeza. Os llamarán radicales y
antisistema, dirán que sois del partido opuesto, que tenéis oscuros
intereses, que sois unos retrógrados y queréis impedir el desarrollo…
Llegarán al insulto y a la calumnia; pero nunca podrán entender que no
somos de derechas ni de izquierdas, sino todo lo contrario. Ni ateos, ni
religiosos, ni filósofos, ni locos, poetas o ecologistas, aunque quizá
tengamos algo de todo ello al mismo tiempo.
En los ventosos primeros días del mes de febrero los vecinos de La Cala del Moral han podido comprobaren qué consistía la sorprendente afirmación del concejal de Infraestructuras Sergio Antonio Díaz Verdejo, de que los cocos plumosos "se autopodan".
En estos primeros momentos de la plantación de palmeras coco plumoso en la Avenida de Málaga, solo se observa el alineamiento de altísimos troncos con la corona aún atada que poco aportan al bienestar de los vecinos ni a la estética de la calle.
El Ayuntamiento ha respondido a la pregunta de un partido político de la oposición que las palmeras han costado 40.000 euros.
A la vista de las imágenes del video anterior surge la pregunta ¿Como será su aspecto dentro un año, dos, tres... diez o veinte?
¿Se acordarán de desatarlas, o se olvidarán de ellas como de las de Huerta Julián?
¿Perderá las palmas sin ningún tipo de cuidados como en torre de Benagalbón?
¿Morirán algunos, víctimas de la falta de cuidados?
¿Los llevará el descuido a equilibrios tan precarios y aspectos tan poco saludable como a las palmeras que se ven por el Paseo marítimo?