martes, 23 de febrero de 2021

DECÁLOGO DE UNA TALA

La cosa va así:

  1. Un día aparece en un periódico local una escueta noticia sobre la renovación de un acerado. Al poco, individuos con un chaleco fluorescente comenzarán a talar árboles en el extremo de una calle limitándose a decir que siguen órdenes. Si hay gente que pregunta en el ayuntamiento, les citarán para hablar del tema en unas dos semanas, como mínimo.


  1. Algunos vecinos comprobarán que el proyecto está lleno de irregularidades, se correrá la voz, se recogerán firmas en Change. org y se manifestarán contra la tala. Habrá quienes se abracen a los árboles para defenderlos de la amenaza. Aparecerá un aparatoso despliegue de las fuerzas del orden público. Su misión será arrancar a las personas de los árboles, anotar sus documentos de identidad y hacer fluir el tráfico. Y en una escalada de violencia hacia la ciudadanía y hacia los árboles, la cosa continuará a buen ritmo.


  1. La clave estribará en que no quede ni un árbol la noche previa a la reunión con ese grupo de vecinos descontentos. Arrasados los árboles, la prensa informará sobre las molestias que producían y de la nueva plantación de palmeras; haciendo hincapié en el número de árboles plantados en el municipio en alguna repoblación episódica. Si la reunión es por la tarde, y lo será, por la mañana asistirán sin pudor a algún foro en boga donde prime el verde, como “Greencities, foro de inteligencia y sostenibilidad urbana”.


  1. A continuación, se hablará de participación ciudadana y se mareará la perdiz en algo que se llamará nuevo proyecto de arbolado. Se producirán reuniones donde los vecinos expondrán un proyecto de arbolado muy trabajado, siguiendo las indicaciones del Plan de Arbolado Urbano; aunque ya sabrán que dicho plan es meramente ornamental.


  1. Se dotará de opacidad al asunto y se enredarán las responsabilidades formando una corte de técnicos de concejalías, de empresas públicas mixtas con personal propio pero presupuesto municipal, de alguna Unión Temporal de Empresas (UTE), y de contratas.


  1. En la calle desarbolada abrirán alcorques a toda prisa, pinchando los suministros soterrados. Su tamaño será reducido para aclarar qué especies arbóreas no van a plantar y, si se cuentan, se comprobará que su número será inferior al del arbolado prometido.


  1. Para entonces, algunas personas habrán denunciado la cosa ante todos los organismos. El Ayuntamiento y la Diputación Provincial, en su caso, dirán que no procede. La Fiscalía de Medioambiente, Urbanismo y Patrimonio Histórico dirá que no es su competencia al tratarse de arbolado urbano no singular. El juzgado estará saturado y no prestará la adecuada atención a la temática. El Defensor del Pueblo archivará el expediente ante la más mínima explicación del ayuntamiento pues le bastará que manifieste estar en diálogo con los vecinos; y si se amontonan las denuncias, propondrá una mesa de mediación entre las partes, consumados los hechos.


  1. Y un día, con celeridad, plantarán las palmeras y la calle parecerá otra tras perder su identidad. Una calle será similar a otra, un pueblo a otro, una ciudad a otra.


  1. Unos creerán saborear la victoria y se prepararán para repetir la operación en otro lugar del municipio. Para otros cada palmera simbolizará lo que no hay que hacer, guardarán en la memoria los hechos y les enseñarán a sus hijos a amar y a respetar los árboles, en plena naturaleza, en el pueblo y en la ciudad.


  1. Entonces, si un día ves en un periódico local una escueta noticia sobre la renovación de un acerado visita sus árboles y estúdialos. Disfruta de su presencia y de su sombra. Para cuando lleguen los del chaleco fluorescente sabrás cuántos hay y de qué especie son y tendrás fotos de ellos y de los alcorques para mostrar que la inmensa mayoría no causa problemas en el acerado. Al empezar la tala, pregunta qué sucede, investiga las irregularidades del proyecto y denúncialas en todos los organismos, firma y manifiéstate contra la tala, abraza los árboles, documenta la violencia ejercida y pide un destino para los árboles arrancados. Después siéntate frente a esos técnicos mal llamados de medioambiente, plantea junto a otras personas un nuevo arbolado y defiéndelo. Cada vez actúan con mayor prepotencia. Cada vez somos más quienes sentimos la pérdida de los árboles, unámonos porque la cosa va así.



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